Sunday, June 29, 2014

Y lo lamento, si te decepciono

Una larga sombra se dibuja en la pared, forma un ángulo perfecto que hace dirigir la mirada hacia unas piernas vestidas tan solo con unas panty medias hasta el muslo. Es el preciso momento en el que se ve a una mujer acostada en una cama, mirando hacia el techo, con la mirada perdida. A su lado un hombre desnudo, recostado boca abajo que la mira y le habla, ella no está muerta ni ausente, ella simplemente lo escucha. Articula y analiza cada palabra minuciosamente tratando de encontrar sentido a lo que él dice.

- La verdad es que no sé  si me gusta, no entiendo por qué me gusta. Debe ser porque paso mucho tiempo con ella...-

Es lógico que le gusta, entonces no entiendo que hace a mi lado cuando debería estar persiguiéndola, haciéndole el amor, piensa ella...

- A veces creo que prefiero estar solo, ya he cambiado el concepto de pareja...ya no creo en ello.-

Ella lo mira. Asiente dándole la razón, cree que con eso superará lo que acaba de oír. No está convencida, sabe perfectamente que no es el tipo de hombre con el que se pasa una noche y se olvida a los 5 minutos del coito. Seamos claros, en este punto ella ya no quiere oírlo más y decide hundirse en sus pensamientos absurdos, hasta que llega a la conclusión de que hay gente para todo.

Después de decidirse a caminar bajo la llovizna, fumarse un cigarrillo y olvidar la sensación de vacío al dejarlo en la puerta de su casa, como cualquier viejo amigo del que te despides para verlo uno o unos cuantos días más tarde, a pesar de que eres consciente de que esta vez será diferente y te da miedo, pero no puedes hacer nada a cambio.

En cada paso ella piensa sobre lo dicho por él, sus palabras, todo le suena absurdo hasta sus propias acciones no son de alguien que solo quiera un pequeño rato sexual con otra persona. Le duele saber que sea un desperdicio de tiempo y de energía, se pregunta si no será que ella no es lo suficiente para él para que su idea cambie y dejar que como los ríos, todo fluya, desemboque en un gran océano de peces, rocas, colores.

No soporta el vacío, una lágrima rueda por su mejilla hasta su mentón. Lo decide, ha decidido que no le dolerá más. Tratar de hacer lo que hacen las otras solo le ha traído problemas, no quiere ser ya el juguete de otros a pesar de que ella los ha usado como juguetes, sabe que no quiere quedarse con el sinsabor del desamor, el infortunio y la infelicidad de no volver a amar.

Sabe que todo lo dicho en la cama es mentira, ella puede afirmar con el dolor de su alma que la frase correcta es "no quiero una relación contigo, pero si fueras la que me gusta, sí, podría ser una relación". Es duro, para ella quien está bajo un árbol tratando de calmarse, es inútil ya llorar por algo que se aceptó como un solo juego "por probar", el maldito deseo de sentirnos acompañados y derrumbar la soledad a costa de nuestro propio dolor, ese es el masoquismo en su concepto más puro, no necesitamos más para hacernos daños que a nuestros deseos y las malas maneras de calmarlos, pasando por encima de nosotros mismos.

Ahora al llegar a casa finalmente, sabe que todo cambiará al no creerle aunque él intentará defenderse, ella sabe que nunca fue ni será cierto. Será una decepción e incrementará en uno más su lista de amantes fallidos. El último, el que no logró ver ni siquiera como amante sino como posible amado, pero no será porque él no quiere.

Te veo nuevamente decepción y vacío juntos...otra vez.

Monday, June 16, 2014

Conversaciones con la almohada

Aquí entre las penumbras, buscando a Morfeo y esperando a que llegue finalmente. Doy vueltas y vueltas no solo sobre mi cama sino también a aquel pensamiento de las casualidades o destinos, realidades que ocurren porque sí, como los sueños que llegan a la mente y nos muestran un lugar junto con personas distintas.

No, por si se lo preguntan, no vivo un sueño. No me refiero tampoco a que se me haya hecho realidad alguno. Solo pienso como vamos caminando esta ruta llamada vida, encontrándonos un paisaje con flores, piedras preciosas y rocas amorfas en el camino. Aguas, lagos, mares, ríos y montañas cada una con una lección, porque pienso firme en que nada pasa o está en vano por nosotros.

Como hoy en mis pensamientos, mientras espero la llegada de Morfeo, siento que vivo la vida como una Rayuela dando un salto a cada lado, tirando una piedrita hacía cierto destino que finalmente me llevará al cielo. A veces pisando la raya para tener que devolverme un poco y lanzando y lanzando aquel artefacto que me de el permiso de entrar o no en alguna casilla.

Mi vida la reconozco así, saltando en una pata aventurera que me transite por los lugares en los que debo estar, alcanzar su cielo y devolverme. También transitar por personas, alcanzar su cielo, el brillo y esperar si debo o no quedarme allí con ellas, como bien diría Frida Kalho o más bien parafraseándola "en donde no puedas amar, no te quedes por mucho tiempo". Es cierto, a pesar de que no tengo miedo a amar a alguien nuevamente, supongo que alguna señal se pronunciará para hacer que mi cuerpo salga de su cárcel para amar, porque después de esperar como Penélope entre sus tejidos a su amado, mi ritual no es distinto aunque yo solo espero encontrármelo en el camino para que esté a mi lado sin peros ni paraqués de por medio. Solo que su mano acceda a la mía, sus pasos continúen junto a los míos. No necesito más para continuar saltando en mi rayuela, no solo para evadir las líneas que separan sus números, sino esta vez para alcanzar su cielo y el mío.

Lo que ahora se convierte en una bonita perspectiva romántica, lo más parecido a un sueño mientras sigo invocando a Morfeo...En parte lo pienso, dando tumbos, devolviéndome unos pasos y mejor guardándome lo que aún ni siquiera siento. Es como un espejismo, el oasis en medio del desierto en el que vive mi soledad hoy...Allí ya viene el sueño, viene viene...
Hola Morfeo...

Tuesday, April 29, 2014

En la oscuridad de las calles


A Cedric

¿Recuerdas...?
Los pasajes húmedos alumbrados por la tenue luz amarilla y aquellas noches heladas en que salía el vaho por mi boca y tu me decías que me abrigara porque todo estaría bien. Esas noches en que siempre había algo que rompiera la rutina, o al menos algo que inventarse para que siempre fuera distinto. Como empezar por probar si funcionaban tus discos, luego cantar una canción, acompañarnos por una cerveza, sentir que todo debía evolucionar, subirle a la radio, bailar un poco, terminar bebiendo ron en su forma más pura hasta olvidarnos de todo. Hasta de las llamadas de los vecinos para hacer que paráramos la fiesta porque era martes o miércoles o jueves...

Esos días en que nuestras conversaciones en tu patio debajo de los ciruelos florecientes, iban acompañadas de queso con martini y hasta con pepinillos agridulces, esos que siempre nos gustaron tanto. Ver el atardecer, sentir el frío delicioso de la primavera, cuando te decía que me sentía en casa porque ese era mi clima verdadero. Aunque hoy por hoy conservo la nostalgia del invierno helado con guatero en las noches.

Yo en cambio, recuerdo esa dulzura con la que amenizabas mi día y mi constante amargura. Mis dudas de todo y tus respuestas (algunas inventadas) para dejarme claro que las cosas marcharían de acuerdo a lo que yo quisiera que fueran, que todo estaría bien siempre.

Todas nuestras caminatas aventureras a la madrugada, yo a veces fumando, tu casualmente echando humo por la boca...todo lo que jamás viviré...No será lo mismo recorrer esas calles y aguantar el mismo frío sola a estar contigo, pues cada paso era una  historia, real o mentira, daba lo mismo. Éramos la mejor compañía para el otro.

Y, no, ya no serán el dance y el jazz; serán nuestros propios recuerdos en esta hermosa historia tan llena de alegría y nostalgia al mismo tiempo. Diferentes tonos y sensaciones transmitidas a través de letras, imágenes y palabras, que sobrevivirán en el tiempo y nos harán recordarnos el uno al otro.

Por mi parte, no quiero pensar que aquel tiempo ya no volverá, pensaré que volveremos a vernos, ya más viejos, con con canas pero siempre con grandes carcajadas...Mientras tanto por este tiempo, he de extrañarte y añorarte; viendo como el camino me muestra su forma junto con sus ramas y piedras, pero siempre contigo en la mente para no perderte nunca.

Wednesday, October 09, 2013

De Benedetti


Así que ahora

Entonces puede ser que tu ya solo seas una idea mía, un recuerdo lejano que decidió instalarse en el pasado para que yo por fin empiece a olvidar.

Thursday, November 22, 2012

Nota para ti

¿Te jode mucho que no te cuente sobre mi vida?
Pues conociéndote  como te conozco ahora,
Prefiero que te la sigas imaginando sin que yo te
Confirme ni compruebe nada.

Wednesday, September 12, 2012

Uno Para Dos


Estaba caminando por el parque con Vicky esa tarde y ella propuso que fueramos a tomarnos un café, yo accedí sin problema. Salimos a la calle húmeda por la lluvia, el olor del asfalto me inspiraba para caminar mientras miraba a Vicky, una mujer más madura que yo, con carácter fuerte y de personalidad arrolladora; con cada paso se notaba más segura de sí misma.

En pocos minutos llegamos al café, no había venido antes, pero me parecio muy del gusto de Vicky. Ella se sento en una mesa, junto a una de las ventanas del lugar, yo me sente frente a ella para mirar su ojos y la manera en que hablaba, me gusta Vicky. Mientras chárlabamos, ella sacó un cigarro de su bolso y lo encandió, yo la miré directamente a los ojos y ella solo dijo - ¿Sabes? Me dan muchas ganas de fumar cuando llueve- Yo sonreí sin dejar de mirarla. La mesera se acerco y nos tomó el pedido, ambos tomaríamos café.

Justo cuando Vicky me hablaba sobre algunos inconvenientes en su trabajo, una mujer pasó en frente de la ventana y Vicky reaccionó euforicamente y comenzó a golpear el el vidrio de la ventana para llamar la atención de la mujer, quien miró a Vicky con sorpresa, le sonrió y saludó con la mano. En eso Vicy le ordenó que entrar para tomar un café, la mujer rapidamente aparecio justo al lado de nuestra mesa, saludó a Vicky con un beso en la mejilla. - Amanda, este es Gabriel- dijo Vicky amablemente. Saludé a Amanda de la mano, la miré y ella lucía pálida, sus labios carnudos y rojos, el pelo alborotado por el viento y la lluvia, senti un poco de nerviosismo al tocar su mano y algo de inseguridad al ver sus ojos.

Vicky invitó a Amanda a sentarse con nosotros, pero ella se negó excusandose en una sarta de quehaceres más bien increibles y tras esto se retiró cortesmente con una sonrisa.

Cuando volvimos a estar solos, Vicky y yo, ella leyó algo en mi mirada, debió ser que tenía una cara de interrogante de aquellas porque de inmediato empezó a hablarme de su relación con Amanda, por supuesto respondía todas las preguntas que tenía en mi mente pero que no me atrevía a inquerir, pero ella continuó, - conozco a Amanda desde hace varios años. La conocí porque su esposo y yo trabajábamos en el mismo lugar. Así que en alguna reunión coincidimos y ella de alguna manera siguió en  contacto conmigo. Digo, no somos íntimas amigas pero sí conozco algunos detalles de su vida-.

Parece que mi mirada le decía sigue hablando por favor. Vicky encendió otro cigarro, sus pecho se inflaba mientras aspiraba el humo del cigarro, ella sonreia con maldad esta vez. - Ella no es feliz, bueno lo intuyo y lo digo porque en la vida tienes opciones o te dedicas a estudiar una carrera, ser talentosa y brillar haciendo lo que sabes hacer o simplemente te enamoras, te casas, mantienes un hogar, hijos, tratas de hacer feliz a un esposo que nunca te ha valorado...
-        O sea que ¿Piensas que casarte es frustrarte?- Interrumpí
-        No necesariamente, respondió Vicy.
-        No te entiendo, dije.
-        Mira es facil, si ser madre y estar casada es lo que te hace feliz y en realidad lo eres, pues alcanzas el éxito, pero en mi caso ese no era el objetivo, jamás me vi casada y por eso decidí quedarme sola y tampoco es el caso de Amanda-. Hizo una pausa. - Mira puede que te suene extraño pero a veces o por lo general no se puede mezclar amor y profesión...Aunque en tu caso es distinto, tu si amas mientras trabajas- Dijo con voz lujuriosa.

En ese momento no sabía si reirme, pero me dije, pobre Vicky porque siendo ella una mujer tan inteligente y tan metódica, ella no tenía la menor idea de que yo ya conocía a Amanda mucho más de lo que ella creía. Sí, Amanda se cruzó en mi camino un martes en la mañana, justo cuando yo iba llegando al club.

Ese día llegué a la recepción del club por unas llaves para mi locker y mire hacía mi lado derecho y ahí estaba ella de pie firmando algo así como una solicitud; calculé que estaba entre los 35 o 40 años, pelirroja, delgada pero con buenas curvas, blanca, de movimientos rápidos y mirada nerviosa, parecía un roedor perseguido por un gato. Recibí las llaves de mi locker y continué en mi camino, no la vi más pero quedó grabada en mi mente.

Días más tarde, descubriría que ambos pertenecíamos al mismo club, ella como miembro yo como instructor, así que tuve acceso a su información, como los días en los que iba al club, las cosas que hacía allí, si era casada, si tenía hijos, incluso lo que le gustaba comer. Me volví algo así como su espía. Finalmente me tomé el tiempo para crear mi propia coartada y así llegar hacía donde ésta mujer que pedía ser salvada de algo, y ese algo era el punto que buscaba alcanzar.

Aquel día Amanda nadaba en la piscina, lo hacía muy bien, un poco torpe con algunos movimientos pero encontraba que esa torpeza era atractiva de por sí y me demostraba que ella era real y de cierto modo alcanzable. Decidí meterme al agua y nadar un poco también, pero sin perder de visa mi objetivo.
De repente, pare de nadar y sentí que alguien me observaba desde algún punto, ella estaba ahí sentada al borde de la piscina mirándome, presentí que el cazador se convirtió en la presa. Por primera vez me sentí indefenso; si bien Amanda demostraba ser desconfiada e insegura, dentro de ella ocurría lo contrario, sabía perfectamente lo que quería y me lo estaba diciendo con su mirada de gata, el roedor nervioso que ví la primera vez desapareció y ahora ella me descubría.

Traté de mantener la calma y le sonreí, ella me dijo – Lo haces muy bien-  yo respondí con un humilde gracias y nadé hacía ella, la saludé y le dije te ví nadar cuando llegué y también lo haces bien, tienes un buen físico. Ella se sonrojo y dijo – mientes, lo hago mal; además nado para liberar tensión y generar resistencia- Le sonreí y la invité a comer algo, ella accedió.

Mientras pasaban los días, Amanda y yo nos acercábamos cada día más, nos encontrábamos más seguido y no solo en el club, también afuera en hoteles y moteles de diferente calidad y precio. Nuestra conexión fue inmediata, tuve acceso a su sensualidad, a la dulzura de su piel y sus labios, a la suavidad de su pelo, a la agresividad de sus caricias y de su mirada...En pocas palabras, a su cuerpo entero. Me convertí en su amante, fui su punto de fuga, su salvador, aquel que le daría sino un poco de sentido le daría un poco de locura a su vida. Por eso lo sabía todo de ella, más que Vicky y mucho más que su propio marido.

Vuelvo la mirada hacía Vicky, hacía su escote, ella me corresponde con un beso y me propone que vayamos a un lugar más intimo; paga la cuenta como siempre y abandonamos el café. En mi mente queda Amanda, mi gusto por ella, pienso en como se sentiría al veme con Vicky, pero no importa ella entiende o al menos sabe que no pertenezco a nadie ni a ninguna parte

Tuesday, August 21, 2012

De lo que me acuerdo y...

¿Acaso no te dije que me gustas más en la noche?
No, es cierto...¿Para qué?
Mejor, no pierdo mi tiempo diciéndote
Que eres totalmente tú cuando,
Nos enredamos en el blanco y negro de tu cama.
Tu alma, se abre y sale todo de ti
Sin miedo, sin arrepentimientos.

Todo de ti sumado al engranaje perfecto
Que hacen tu cuerpo y el mío;
No Podía ser mejor con cada caricia, beso,
Tu olor, tu mano atada a mi seno
Tu cuerpo, finalmente,
Una sombra delineada del mío.

Y que importa si ya fue o no,
Que importa que somos, es innegable lo que fuimos;
Ni siquiera son necesarias tantas palabras
Para decir lo que sentimos y pensamos.

Aunque todo llegue a un punto
En el que nos desvaneceremos,
Te quedarás, parte de mí te llevarás;
Como sentencia del recuerdo y la complicidad.

Yo por mi parte, te llevaré
Para soñarte y extrañar la paz que me dabas
Para recordar porque me gustabas más en la noche,
Desnudo, sin pena, sin prisas...